De conocido renombre y calidad el incienso tibetano es ampliamente conocido por su pureza y por sus múltiples propiedades ayurvédicas que son ofrecidas por la variedad de plantas con las que se realizan.

Fabricados según los antiguos textos, en Tíbet y en Nepal, en el respeto por las tradiciones, los inciensos son elaborados bajo la dirección y las recetas de monjes e médicos reconocidos de distintas escuelas espirituales. De su composición depende su uso: meditación, ofrendas rituales, medicinales para calmar, relajar, armonizar y aliviar las tensiones de desordenes energéticas. No contienen ningún agente químico, perfume, aceite esencial artificial o colorante. Las plantas y polvos son mixturados con agua. La pasta obtenida es enrollada a mano en forma de barritas. Las mixturas comprenden múltiples decenas de plantas.

Algunas son conocidas por sus propiedades en el plano espiritual como el sándalo blanco y rojo y la madera de agar; otras son típicamente tibetanas como el loto azul del Himalaya y distintas especies de flores y agujas de enebro.